P estuvo entre una multitud, mojando la alfombra con sus sueños de vivas.
P fue flotando por el río, descansando en la corriente.
P durmió al calor de las masas.
P tuvo labios prohibido, vestido escotado.
P fue un espía, un espectador.
P se acostó, levantó: no pudo seguir así, oh no.
P al menos sabe que huye porque ama.
P se fue desnudando con cada sonido.
A P la llevaron hasta el extremo, en el juego de seducción.
A P todo le pareció tan susceptible.
¡Oye! A P no le hicieron falta vitaminas.
En realidad fue demasiado, como que tuviste que estar entre la multitud del estadio nacional el ocho de diciembre para entender lo grandioso que fue ver a Gustavo, Zeta y Charly juntos. Wooho.
Me duele todo, todo. Y me quema la cara, y los brazos que dejaron su crudo color y están al fucsia vivo, pero qué chucha. Ah, lo que le "jodió" a P fue no usar su cabeza como un revólver, ni ver que es amor lo que sangra desde el cielo en la cúpula.
Gracias totales, eh.
4 comentarios:
Goces que no se pueden dejar pasar. La vuelta que quizá no se vuelva a dar.
...
Yo vi la cara de cansada de P, la abracé y minutos después me percate de la insolación que tenía en la cara. xD
percaté*
Ups. :$
Solo las mujeres tienen la capacidad de usar nuestra cabeza como un revolver. Eso sí prófugos somos todos, sin distinción de género.
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