viernes, 23 de enero de 2009

No quarter (o tardes-noche de música y alcohol)

"Close the doors,
put out the light.
You know they won't
be home tonight".






El sentimiento que tenía latiendo era casi el de una prostituta – pero no por el hecho de estar en una esquina esperando a un hombre, sino por lo que esperaba sucediese luego conmigo, y con él, y con ambos apenas terminara de ponerse el sol horas después.

Cerraba y abría los ojos: me costaba mucho creerlo. El viento jugaba con tu pelo mientras sonreías de manera discreta, viendo de reojo cada movimiento mío y usando tus luces direccionales a la perfección. Admito que mi nerviosismo se escurría por el asiento copiloto mientras nos dirigías a lo que sería el fin perfecto del día. Te detuviste en una callecita pintoresca y me invitaste a bajar. Nunca había querido tanto haber tenido un chupete en la boca como en ese momento, porque difícilmente podía disimular las ganas que tenía de comerte a besos – y creo que te diste cuenta de ello casi instantáneamente. Me sonrojé y tapé la cara como suelo hacerlo en ese tipo de situaciones.

Llegamos al ______ piso, sacaste unas llaves del bolsillo trasero, abriste la puerta y entramos como dos desconocidos en un lugar extrañamente familiar. Dejé mi chompa en el sillón y empecé a reconocer cada detalle de la sala. ¿Puedo fumar acá? – “Sí, claro. Estamos solos, mañana regresarán todos de la playa”. Entonces encendí un cigarro, y apareciste con dos copas de vino y un cd de música. Era el Houses of the Holy, de Led Zeppelin. Sonreí. “Te dije que recordaba cada pequeño detalle, ¿no?”.

Poco a poco se fue ocultando el sol, y la vista era realmente preciosa. Conversamos de todo y nada, acabando el vino y el tabaco. De pronto comenzó a sonar No Quarter. Me levanté del sillón y me acerqué lentamente a la ventana, apoyándome sobre la baranda de madera. Cerré los ojos y sentí tu respiración detrás de mi cuello mientras enredabas tus manos en mi cintura. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y lo sentiste. “¿Está todo bien?” – Sí, creo que por fin... todo está…

Fui volteando despacio, despacito, hasta encontrarme con tu rostro, y tus ojos y tu boca. Pasé mis brazos alrededor de tu cuello, y comencé a jugar con tu pelo al ritmo de Page. Besé tu cuello y luego posé mi cabeza en tu hombro mientras nos mecíamos. Dijiste, entonces, algo que nunca olvidaré, pero que tampoco repetiría jamás. Y acaricié tu rostro, besé tu mejilla derecha y la izquierda después. Entonces te detuviste, e hiciste lo mismo conmigo. Reí. Eres un copión, eh – “Si fuese enteramente un copión, no haría esto”, y me besaste (en la boca) hasta el final de la canción.

Ahora, ¿qué tienes en mente? – “Pues, no sé. Déjate llevar”.

viernes, 16 de enero de 2009

Nude (o líneas de un Lunes)


"So don't get any big ideas
they're not gonna happen.
You'll go to Hell for what your
dirty mind is thinking."





Paula trataba lentamente de reconstruir su Lunes mientras jugaba con el cordón del polo (negro) que traía puesto, recostada en el más que transitado y cómodo sofá que antes le había servido para asimilar (jodida) información (valiosa). Escuchaba risas y comentarios a lo lejos, respondía afirmaciones con esa poca voz que le queda a uno a las dos de la mañana, miraba el suelo y tomaba su vaso. Abría su cajetilla y se encontraba cada vez con menos cigarros (“Es imposible que haya fumado tanto, ¿o sí?”). Adivinaba la suerte de unos pocos, y tentaba con el destino de otros. Recibía más alcohol, y se daba cuenta de que los minutos pasaban cada vez más lento. Más lento. Lento.
- Sí, hoy estuve en Dinamarca, y llovió como debía. Fui a misa, y me sentí tan en paz conmigo (finalmente) que comulgué y sentí… precisamente lo que años de religión forzada nunca hicieron. Llegué sin querer, y casi queriendo, a algunas esquinas, a varias bancas y pocos parques, a muchas risas y cortas llamadas telefónicas, a la casa que, al menos para mi, huele a viernes todos los días (y no porque sea cliché, sino porque sí).
Luego se vio cercada, acorralada, pero segura. Segura, y tan insegura como cualquier muchacha ojos de papel se hubiera sentido. Dejó de jugar con su cordón, y se tapó la cara con ambas manos – no podía con el rubor. Fue en ese momento que empezó a sonar una canción en su cabeza, así que bajó las manos y se detuvo a ver de cerca lo que tenía en frente mientras repetía mentalmente sus notas:

A veces me gustan sus labios
y la idea de toda su boca.
A veces me divierte pensar en besarlos,
en mirarlos de cerca,
tocarlos y probarlos
como hacen las reposteras
con los dulces que preparan.
A veces, y sólo a veces,
me gustaría que volvieras a besar mi frente,
mi hombro derecho y la esquina izquierda de mi boca.

...


Ahora sentía su respiración a casi dos centímetros de distancia, y quizás por ello todo iba sucediendo rápido. Más rápido. Rápido. Hasta que todo se detuvo de golpe y se dio cuenta de que era momento de irse y enfrentar lo que sea que estuviera esperándola tras la puerta del garaje.

“Quizás no vuelva a suceder" , pensó. Y se echó a dormir - había sido un Lunes muy largo.

domingo, 11 de enero de 2009

No, not now (o Dominguito formidable)

Oh no, she's not a secret now
but nobody cares.
Oh no, she's not a secret now
the wolves have smelled her scent.
Oh no, she's not a secret now
but nobody cares.
Oh no, she's not a secret now.

Some of us wouldn't be lying if we said were trying too hard
but it all works out in the end.
Some of us would be trying too hard to begin lying
but, but, it seems to all work out in the end.





Vino caliente, conchitos de ron, apple martini y cerveza - así es como un Domingo cualquiera se vuelve algo paja, mucho más que genial, revelando y recuperando verdades y amistades que se creían perdidas y cerrando capítulos de historias (mentiras) bien contadas...


...porque al final eso es lo único que importa,
porque -por ahora- no hace falta nada más.



Bonito, ¿no? Gracias Chuchu ♥.