miércoles, 22 de julio de 2009

Quiero ver (o carta abierta)

Quiero ver tu risa todo el dia,
escuchar la melodia de tu voz.
Qusiera ser el brillo de tus ojos,
el peine que desnuda tu esplendor,
la esquina que te ve cuando caminas.

Hola, .

Diría “extraño”, pero ya para qué – bien sabes que no eres para mí ningún extraño, pero tampoco es que tenga ese sentimiento at all por ti. Nunca vi ese video que grabaste de los pasos que dabas antes de llegar a tu casa, y quería verlos, y las calles, quería saber cómo eran, a qué se parecían, si tenían los mismos huecos de las que tengo por acá. Quiero saber por qué sigues entrando por acá, por qué me llamaste en tu última noche con todas las de no colgar, por qué las interminables timbradas casi-diarias eran aburridas. Debería confesar, quizás, que mentí – no estaba en el cuarto de nadie, en el segundo piso de nowhere, esperando cero taxis. Estaba en mi casa. En mi cuarto, sentada en mi cama, a punto de comer una fruta (media naranja). Quiero saber por qué. Y a la vez me importa poco, ¿sabes? Saberlo o no me da un tanto igual, aunque nunca tanto. Cuando vi el video de ésta canción, pensé en meses atrás, muchos meses. En lo mucho que usaba mi voz, en las cursilerías que escribía, la música que escuchaba.

La forma de tus labios
y quiero ser tu último dolor.

Ahora asumiré que definitivamente sigues igual, creyendo la misma merde del mundo, algo que no eres, y que lo sabes y pretendes no saber al mismo tiempo. Y que sigues tomando café, viendo a veces la canela y pensando seriamente en ponérselo. Tú eras de anís, ¿recuerdas? La voz en mi oreja antes de dormir. Y al despertar.

Prometo intentar no hacerte daño,
prometo darte todo lo que yo.

Pensé y reí. Ríete tú también. Sé que estás riendo, y seguirás haciéndolo sabiendo que –esto– es para ti, y que gastaré líneas así porque se me da la gana, y se me va la vida. "Prometo intentar no hacerte daño". Demás está que te aclare que es un lujo que puedo permitirme y ya, luego de caminar por medio Miraflores y medio parque chino.

Así que, contéstame pues. ¿Por qué?
Y mira el video, y escucha la canción, y contéstame.
Me gustan las dos primeras cosas, mucho, y no tienen nada que ver contigo.



PD: Café Tacuba saca lo mejor, y peor en mi.

martes, 21 de julio de 2009

Photograph (o incisiones lumbares)

Recuerdo las luces del quirófano antes de quedarme dormida, con la anestesia en la mano izquierda y la mascarilla de gas. No tengo idea de cuánto tiempo después habrá comenzado todo. Sé que fueron un par de horas, y que desperté en el elevador, con dos enfermeras camino al cuarto. “Seguro empezarás a sentir una molesta en la garganta – no te preocupes, es normal. Te sacamos el tubo endotraqueal antes de que despertaras, como prometimos. Todo fue un éxito, ahora relájate y duerme”. Tenía sed, pero no podía tomar agua. Llevaba dos días sin comer, y en realidad poco me importaba. Las cuarenta y ocho horas previas de dolor a la cirugía me quitaron cualquier tipo de ganas, incluyendo las de seguir viviendo. No importaba nada, ya. Quería que acabase todo, y ya. Así pasaron cinco días, y el último, el del mi cumpleaños, me dieron de alta, con pudín de chocolate como postre del almuerzo.


Todavía no siento tener veintiún años. Todavía, y hasta no estar en la fiestecita cocktail y el vestido negro seguiré teniendo veinte.