domingo, 27 de setiembre de 2009

Revelry (o capítulo de corte lovesong)



What a night for a dance, you know I’m a dancing machine. Pienso que cada uno de nosotros es una historia – cándida, horrorosa, acosada e incluso de sonrisas increíblemente contagiantes, pero todas historias. Yo, particularmente, una algo trillada y extrañamente fatal.
Y que todo y cada encuentro-interacción que tenemos con los demás son los capítulos que la componen. Y dirán “¿qué hay de los momentos reflexivos, introspectivos?”.
Ah, claro. Esos son capítulos con uno mismo, naturalmente. Woo hoo hoo, woo hoo hoo.





Pero no quiero hablar de esos capítulos de abstracción. Hoy quiero hablar, por fin, de un capítulo de corte lovesong que no llegó a ser por pura inercia propia.
De un cándido y acosado capítulo, con la sonrisa más que increíblemente-contagiante que he visto, y de la que he sido hasta envidia pura (celos necios de otra historia a la que le gustabas mucho, o sigues gustando, pero que te llegó al cuete –perhaps– por su tendencia acosadora). Creo que por primera vez, y en esos días iniciales, me sentí parte de la típica maraña “eres el nuevo crush del chico al que una chica (algo stalker) se moría por atrapar” – y me gustó esa sensación.

En realidad, fue un capítulo muy lindo, y si me pusiera a contarlo me iría en páginas que preferiría –al menos de momento– no añorar. Y si alguna vez lo hiciera, ya sabes, contar nuestro capítulo de corte lovesong, sería porque sabría que no se quedaría en nostalgias. ¿Vale? El tiempo que viviríamos sería bonito para mi, pero por mientras i’ll keep dreaming of revelry.


Pd: No hay ni una sola palabra en esta entrada que tenga tu inicial, ah. Ni una, y sólo para que sepas que te hablo a ti.

domingo, 9 de agosto de 2009

Highschool lover (o último respiro de vacaciones)

Era más o menos temprano, o tarde, pero llegaste y tuvimos que salir. Primero al parque, claro, a darnos un poquito de libertad. Las hojas en invierno parecen querernos más, y nos caen por montones mientras conversamos. Quizás sea un gustito adquirido ese, conversar – a mi me gusta hacerlo por horas. Ahora sí es tarde. Caminamos a lo que será la noche de nuestras vidas, o al menos una más. Y lo sabes porque hace frío, tienes el pecho hinchado y el abdomen duro – “no, acá no hay rollitos”. Tres cigarros más, cuatro pasajes menos y un par de cuadras erradas, nos separamos. Seis personas después y un par de distritos más lejos: voilá, la noche de mi vida.

Bonito lugar. Pequeño, cómodo, “familiar” de una retorcida manera. The place to be, sí, siempre y cuando tengas DNI. Entonces entras y te sientes como en casa, saludas a tus amigos, a tus no tan amigos, a tus conocidos, y ves de reojo a los desconocidos. Pides una chela, alguien te llama “hipster” y sonríes. Entonces te das un poquito más de libertad, y aceptas. Es un pasajito muy pintoresco, con vista al lou. Se prueba, aprueba y pasa. Las conversaciones suelen ser de lo más divertidas cuando pasas el rato así.

Ahora, descaradamente libre, vuelves. Y notas la presencia de nuevas personas. Alguien te habla por la ventana, y casi no puedes creerlo. El verde es un muy bonito color, realmente, y tú también. De pronto, y sin previo aviso, te reconocen y gritan tu apodo. Recuerdan las clases de Etiqueta Social. Se acerca, se presenta y te da un beso. Respondes, y agregas cháchara barata. Buena música, muy buena.

Lo malo de este lugar son los sillones, bajitos y pequeños. Se repite el saludo, la presentación y los ricos besos. Parece que te gustó conversar conmigo, porque te quedaste, y ahora compartimos el bajito y pequeño silloncito. Me haces reír, con las cosas que dices y no puedes hacer. Tu cercanía me pone nerviosa. La música sigue siendo buena, y el verde –definitivamente– un muy bonito color en la habitación. Un beso en el cuello, está bien. “Casi me caigo”. Pusiste tu mano derecha en mi rodilla izquierda. “Me tienes un poco acorralada, ¿sabes?” Reíste, descaradamente, y cambiaste el tema de conversación.

“No te voy a dejar de querer porque no sepas hacer perritos con globos”, dije. Me dio un beso en el pecho, que estaba frío (y no tan hinchado ya). Cerré los ojos. Su mano subió por mi pierna, y de alguna retorcida manera llegó bastante lejos, casi a la altura de mi cinturón, y por ahí se quedó. Pero nunca tan fácil, no. Si antes su cercanía me ponía nerviosa, ahora me…

Le hablé de “mi” única persona so far, y se molestó. Intenté explicarle un poco la situación, incluso alerté algo y se molestó todavía más. Breves comparaciones después se calmó un poco, todo. “Iré al baño”, dijo, pero no se movió. Y aunque no retiró su cercanía, decidí dejarme de libertades, levantarme y salir.

Ahora son como las cuatro de la mañana, y me pregunto qué hubiera pasado sí…


miércoles, 22 de julio de 2009

Quiero ver (o carta abierta)

Quiero ver tu risa todo el dia,
escuchar la melodia de tu voz.
Qusiera ser el brillo de tus ojos,
el peine que desnuda tu esplendor,
la esquina que te ve cuando caminas.

Hola, .

Diría “extraño”, pero ya para qué – bien sabes que no eres para mí ningún extraño, pero tampoco es que tenga ese sentimiento at all por ti. Nunca vi ese video que grabaste de los pasos que dabas antes de llegar a tu casa, y quería verlos, y las calles, quería saber cómo eran, a qué se parecían, si tenían los mismos huecos de las que tengo por acá. Quiero saber por qué sigues entrando por acá, por qué me llamaste en tu última noche con todas las de no colgar, por qué las interminables timbradas casi-diarias eran aburridas. Debería confesar, quizás, que mentí – no estaba en el cuarto de nadie, en el segundo piso de nowhere, esperando cero taxis. Estaba en mi casa. En mi cuarto, sentada en mi cama, a punto de comer una fruta (media naranja). Quiero saber por qué. Y a la vez me importa poco, ¿sabes? Saberlo o no me da un tanto igual, aunque nunca tanto. Cuando vi el video de ésta canción, pensé en meses atrás, muchos meses. En lo mucho que usaba mi voz, en las cursilerías que escribía, la música que escuchaba.

La forma de tus labios
y quiero ser tu último dolor.

Ahora asumiré que definitivamente sigues igual, creyendo la misma merde del mundo, algo que no eres, y que lo sabes y pretendes no saber al mismo tiempo. Y que sigues tomando café, viendo a veces la canela y pensando seriamente en ponérselo. Tú eras de anís, ¿recuerdas? La voz en mi oreja antes de dormir. Y al despertar.

Prometo intentar no hacerte daño,
prometo darte todo lo que yo.

Pensé y reí. Ríete tú también. Sé que estás riendo, y seguirás haciéndolo sabiendo que –esto– es para ti, y que gastaré líneas así porque se me da la gana, y se me va la vida. "Prometo intentar no hacerte daño". Demás está que te aclare que es un lujo que puedo permitirme y ya, luego de caminar por medio Miraflores y medio parque chino.

Así que, contéstame pues. ¿Por qué?
Y mira el video, y escucha la canción, y contéstame.
Me gustan las dos primeras cosas, mucho, y no tienen nada que ver contigo.



PD: Café Tacuba saca lo mejor, y peor en mi.

martes, 21 de julio de 2009

Photograph (o incisiones lumbares)

Recuerdo las luces del quirófano antes de quedarme dormida, con la anestesia en la mano izquierda y la mascarilla de gas. No tengo idea de cuánto tiempo después habrá comenzado todo. Sé que fueron un par de horas, y que desperté en el elevador, con dos enfermeras camino al cuarto. “Seguro empezarás a sentir una molesta en la garganta – no te preocupes, es normal. Te sacamos el tubo endotraqueal antes de que despertaras, como prometimos. Todo fue un éxito, ahora relájate y duerme”. Tenía sed, pero no podía tomar agua. Llevaba dos días sin comer, y en realidad poco me importaba. Las cuarenta y ocho horas previas de dolor a la cirugía me quitaron cualquier tipo de ganas, incluyendo las de seguir viviendo. No importaba nada, ya. Quería que acabase todo, y ya. Así pasaron cinco días, y el último, el del mi cumpleaños, me dieron de alta, con pudín de chocolate como postre del almuerzo.


Todavía no siento tener veintiún años. Todavía, y hasta no estar en la fiestecita cocktail y el vestido negro seguiré teniendo veinte.


domingo, 28 de junio de 2009

Lady (hear me tonight)





P: Ah, es que era ella pues. Fue la vida entera durante una semana larguísima, bien loca, pero riquísima.
C: Me estás diciendo entonces que te...
P: No, en realidad era sólo ella. Y ya no sé.
C: Qué linda. Y, ¿por qué no pasó nada?
P: Puta, no sé. ¿Le preguntamos? Aunque creo que está molesta. Probemos.



Alerta lista
-xxx-
Presionar PTT


Alerta enviada


Usuario no disponible






P: Sí, está molesta. Con ceño fruncido y todo.
C: Fue la vida.
P: Y tenía unas ganas locas de cantarle "Lady", de Modjo.



Can't you see, you're my delight.





PD: Seguro recibiré un "basta, Patricia" - qué chucha.

jueves, 11 de junio de 2009

Fotos (o sutilezas de cinco y media)

Lo vio por primera vez en un corral de feria, enfrentando a un toro bravo al descubierto, medio desnudo y desprotegido. Días más tarde volvió a verlo bailando el cumbé en una fiesta de carnaval, a la que ella asistía llevando una máscara… Judas estaba en el centro de un grupo de curiosos y bailaba con cualquier mujer que quisiera pagarle… Bernarda le preguntó cuánto costaba. Judas replicó mientras bailaba “medio real”. Bernarda se quitó la máscara. “Lo que quiero saber es cuánto cuestas el resto de tu vida”.

Del amor y otros demonios
Gabriel García Márquez





Y , ¿cuánto cuestas el resto de tu vida? Supongo que ya me cansé de ser sutil, que necesito una pausa, que las palabras cada día se me hacen más fáciles y cómodas, y que el pesar de sus consecuencias me saben más fuerte que cualquier otra cosa. Sé que no es momento de tomar decisiones, pero si alguien está dispuesto a tomarlas por mi, ¡enhorabuena! Me cansé de ser tan consecuente todo el tiempo.

“The truth shall set you free” – sí, pero ¿qué verdad es? Y más importante, ¿qué libertad, también? Dímelo, pero rapidito, que esto de no saber me mata de a poquitos.

domingo, 7 de junio de 2009

Nocturno en sol (o noche de apagón)

Las calles eran vías vacías, oscuras. La luz se había desvanecido.

Parecían las cinco de la madrugada – era mi nocturno en sol.



Me gustas un poco tú, y la idea de ti también, pero no estoy segura. Y quizás no lo esté por motivos bastante irónicos, virulentos. Amanecí pensando en cómo me habría carcomido la incertidumbre si no hubiera sido por el brío de tus ojos que esperó casi al final de la noche para salir –bajo mi cuidado, claro– y a través de tu boca, y la mía, y mis puntas de pie. Fue incierto, como la típica escena de película adolescente que, como director, no sabes si hacer que la repitan, o dejarla tal cual. O sólo ponerla en el DVD, en la sección de escenas “borradas” que sólo ven contadas personas por purita “adhesión” a los personajes. Las gelatinitas de colores, esas sí que las hubiera borrado, y la gente que estaba por ahí también, además del frío. Pero a tus labios no, ni tampoco cada cosa que hiciste desde que llegué para hacerme sentir bien – mucho más que bien, genial.


Y ahora no sé, simplemente no sé. Cómico, ¿no? La primera vez en mucho tiempo que siento cada una de las cosas que registré debía sentir, y no. Es el limbo, verdaderamente. Es no poder desprenderme de una etapa y empezar la siguiente. Es exactamente como quedar atrapado en un apagón. Quizás muchas personas concuerden en que a veces las transiciones son mucho mejor, pero en este caso parecen revertirse los efectos. Sólo tengo una duda, y una sola: “¿dónde está mi etapa ‘femme fatale’?” Detrás de esas gafas, quizás, o en la próxima fiesta – no lo sé. Lo que sí sé es que mis tendencias pusilánimes necesitan irse, verdaderamente, pero nunca tan lejos como parar perderlas de vista; y tú, pues, creo que deberías hacerle mérito al nombrecito que decidiste llevar.


No sé si te diste cuenta, pero quise acercarme a tus labios más veces de las que puedes contar con una mano, o con trescientas veinte velitas misioneras. Desearía haber sido más diligente, y haber dicho cada una de las cosas que tenía en mente. Sólo diré que hoy no me come ninguna incertidumbre. Gracias.


domingo, 10 de mayo de 2009

Bathroom girl.


¿Quieres un compañero de cama,

de copas, de fin de semana,

de pantys y piernas largas?

¿Buscas gloria, fama, la vida loca,

e incluso más de lo que te toca?

¿Quieres ver el mundo?

¿Quieres ser libre o tener dueño?

Fiestas, desenfreno, sexo en siestas, vivir un sueño.






No te contaré las cosas que se me ocurren cuando dices “te quiero”, ni reprocharé los desequilibrados celos que afloran en tus ojos cuando miro a otras personas, o lo mucho que me arrepiento luego de amenazar con dejarte, ni lo que pienso cuando estoy sola, o lo que quiero de verdad.
Verás, no puedo compartirlo todo, ni mostrártelo tampoco – correría el riesgo de volverme transparente, y eso no me gusta. Prefiero que me odies y me llames agua-fiestas.


Es un juego, todo, y aquí pierde quien empieza a mostrar lo que realmente siente.

Y así, desprendida de sentimientos, siendo fría y calculadora, es como uno gana.



pd: A ti, pronto te tendré, y nos divertiremos de lo lindo.

pd2: A ti, no entiendo tu afán masoquista de halagarme tanto - no me gustas, punto.

pd3: No sé si sigas leyendo esto pero la verdad, a ti, no tengo nada que decirte.

pd4: Ah, cierto. Braggarts como se ven ridículas al opinar sobre mi, seriously - das pena, querida.


domingo, 1 de marzo de 2009

Señorita (o confesiones de una tal chica perica)

Last feeds:

  • Saber casi con pura exactitud qué fin de semana -y mes- será decisivo para finiquitar (por fin) un dilemilla de sintáxis práctica, y pura estupidez, es sabroso.
  • Dejar de aportar dinero para libar se ha convertido en una maravilla para mi ahorro.
  • Beber agua San Mateo es la delicia, no se diga más.
  • Enterrar fantasmistas del pasado es súper divertido.
  • Estar completamente lúcida en momentos importantes es genial - lo recomiendo altamente.
  • Nunca antes me sentí tan indignada, "gracias".
  • Bravo pour moi.




El día después (léase Sábado) fue incluso más genial:
  • Decidir aventurarse por las calles con un buen amigo pescado, con el destino que éste último tenía planeado, pero que totalmente desconocía (bueno, no del todo) resultó increíble.
  • Encontrarse con personas esperadas, y reir y caminar un montón a destinos impensados.
  • Divertirse en fiesta de cumpleaños ajena / Aprender a ser mirada, y a mirar again / Jugar al cíclope por calles libertadoras / es vivir.
  • Pasear por Vivanda como si fuera un refrigerador es aterrorizante.
  • Comer batimix a las tres y media de la mañana, en la esquina de Alcanfores con Benavides, y abordar un taxi con desconocidos a sitios residenciales puede ser interesante.
  • Observar películas sedgwickeanas y sentirme muchísimo más señorita que ayer es libertad.

miércoles, 18 de febrero de 2009

The Grand Vizier's Garden - Part One (o último caprichito fatalista)

(Lee despacio, y con cariño. Sí, hoy te escribo a ti)






Yo lo intenté. Viajé. Bailé. Escribí.
Soñé. Pensé. Incluso te besé.
Me revolqué pensando en, y entre, burbujas y olivos.
Quise hacerlo, todito, porque te me antojaste jodido.

Tú no entendiste “por qué”, y yo no supe –ni quise– explicártelo.

Entonces viví. Caminé. Reí. Lloré. Esperé (y desesperé)
Me comí una pera de agua y cayeron gotitas de a poquitos
por mis manos.

Pensé. Soñé (despierta) y escribí algo pequeño – volví a intentarlo.
Y te gustó, y tuve que mentirte,
decirte que no era para ti, pero sí lo era.
Y no sólo ése, sino un par más.

Uno que vive debajo de un árbol precioso, y que está a la espera de que lo escriba.

Tú no hiciste nada. En serio, nada.
Tampoco me tomé la molestia de hacer algo (porque, pues, me cansé un poco),
y hace unas docenas de horas decidí fatalista (y finalmente) que no haría nada, nunca más.

Luego vino un “¿tú qué quieres?”, y mi mente comenzó a llenarse de palabritas que, muy a pesar de mis decisiones fatalistas, escribiré (quizás hasta por última vez):

Yo quiero que te des cuenta.
Yo quiero que lo intentes (sólo si te importa).
Yo quiero que viajes, bailes, escribas,
sueñes, pienses, y que luego me beses.



Y nos revolquemos en, y entre, olivos y burbujas (ahora que podemos).

miércoles, 11 de febrero de 2009

17 (o decoroso pudor con cuatro meses de retardo)

"Oh, she's only seventeen
whine whine whine, weep over everything
Bloody Mary breakfast busting up the street
brothers fighting, when's the baby gonna sleep
heaving ship too sails away

Said it's a culmination of a story and a goodbye session
it's a tick of our time and the tic in her head that made me feel so strange
so I could call you baby, I could call you,
dammit, it's a one in a million
Oh, it's the rolling of your Spanish tongue
that made me wanna stay".



(Entre líneas)


Yo no puedo con tu nombre,
de vocales salerosas y letras muertas;
ni con tu pelo,
ya que una que otra noche duermo adivinándolo
entre mis dedos.

Tampoco con tu risa nerviosa,
o tu comentadísimo "ceño molesto" que asusta a más de uno (dos)
cuando te enojas como la gente grande
(quisiera que lo hicieras -frente a mi- para recrearme un rato,
pero uno bien largo).

Si dijera algo totalmente al azar
luego de lo antes dicho
sabrías con toda seguridad
que me refería a ti (tu nombre, tu pelo),
pero no intentaría siquiera negarlo
pues mintiendo no soy buena (sino indecente).




Pero lo dije antes, y fuiste terrible con mi pobre voz.
Ahora sólo me queda demasiado pudor, como el de un hit en el garaje a las diez y treinta y dos pe-eme (quizás debí dedicarte la canción four months ago, entonces sí que hubiera podido ocurrir cualquier cosa- demuéstrame que pudo haber ocurrido cualquier cosa).


domingo, 8 de febrero de 2009

Prière nº 3 (o de sonrisas y amores)




Y fue así que, luego de un par de oraciones, se enamoró a primera sonrisa.

domingo, 1 de febrero de 2009

Use somebody (o Domingo de confesiones ni tan descaradas)

i've been roaming around
always looking down at all i see
painted faces fill the places i can't reach

you know that i could use somebody
you know that i could use somebody
someone like you

and all you know
and how you speak
countless lovers undercover of the street

you know that i could use somebody
you know that i could use somebody
someone like you

off in the night,
while you live it up, i'm off to sleep
waging war to shake the poet and the beat

i hope it's gonna make you notice
i hope it's gonna make you notice
someone like me
someone like me
someone like me

go and let it out
someone like you
somebody
someone like you
somebody
someone like you
somebody

i've been roaming around
always looking down at all i see.





Es gracioso cuando realmente (y por primera vez) sientes esa conexión-gusto casi instantáneamente con una persona, tanto que no puedes dejar de ver y reírte. Nunca había sonreído tanto como en los últimos tres días, y es que no me había dado cuenta de lo precioso (y conveniente) que puede resultar ser. No podía dejar de mirarte y reír.

Sí, “esto” es una confesión descarada con tonadita de Kings of leon y baile cursi para ti. Aunque también para mi, y lo muchísimo que me encantas.



Gracias.


viernes, 23 de enero de 2009

No quarter (o tardes-noche de música y alcohol)

"Close the doors,
put out the light.
You know they won't
be home tonight".






El sentimiento que tenía latiendo era casi el de una prostituta – pero no por el hecho de estar en una esquina esperando a un hombre, sino por lo que esperaba sucediese luego conmigo, y con él, y con ambos apenas terminara de ponerse el sol horas después.

Cerraba y abría los ojos: me costaba mucho creerlo. El viento jugaba con tu pelo mientras sonreías de manera discreta, viendo de reojo cada movimiento mío y usando tus luces direccionales a la perfección. Admito que mi nerviosismo se escurría por el asiento copiloto mientras nos dirigías a lo que sería el fin perfecto del día. Te detuviste en una callecita pintoresca y me invitaste a bajar. Nunca había querido tanto haber tenido un chupete en la boca como en ese momento, porque difícilmente podía disimular las ganas que tenía de comerte a besos – y creo que te diste cuenta de ello casi instantáneamente. Me sonrojé y tapé la cara como suelo hacerlo en ese tipo de situaciones.

Llegamos al ______ piso, sacaste unas llaves del bolsillo trasero, abriste la puerta y entramos como dos desconocidos en un lugar extrañamente familiar. Dejé mi chompa en el sillón y empecé a reconocer cada detalle de la sala. ¿Puedo fumar acá? – “Sí, claro. Estamos solos, mañana regresarán todos de la playa”. Entonces encendí un cigarro, y apareciste con dos copas de vino y un cd de música. Era el Houses of the Holy, de Led Zeppelin. Sonreí. “Te dije que recordaba cada pequeño detalle, ¿no?”.

Poco a poco se fue ocultando el sol, y la vista era realmente preciosa. Conversamos de todo y nada, acabando el vino y el tabaco. De pronto comenzó a sonar No Quarter. Me levanté del sillón y me acerqué lentamente a la ventana, apoyándome sobre la baranda de madera. Cerré los ojos y sentí tu respiración detrás de mi cuello mientras enredabas tus manos en mi cintura. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y lo sentiste. “¿Está todo bien?” – Sí, creo que por fin... todo está…

Fui volteando despacio, despacito, hasta encontrarme con tu rostro, y tus ojos y tu boca. Pasé mis brazos alrededor de tu cuello, y comencé a jugar con tu pelo al ritmo de Page. Besé tu cuello y luego posé mi cabeza en tu hombro mientras nos mecíamos. Dijiste, entonces, algo que nunca olvidaré, pero que tampoco repetiría jamás. Y acaricié tu rostro, besé tu mejilla derecha y la izquierda después. Entonces te detuviste, e hiciste lo mismo conmigo. Reí. Eres un copión, eh – “Si fuese enteramente un copión, no haría esto”, y me besaste (en la boca) hasta el final de la canción.

Ahora, ¿qué tienes en mente? – “Pues, no sé. Déjate llevar”.

viernes, 16 de enero de 2009

Nude (o líneas de un Lunes)


"So don't get any big ideas
they're not gonna happen.
You'll go to Hell for what your
dirty mind is thinking."





Paula trataba lentamente de reconstruir su Lunes mientras jugaba con el cordón del polo (negro) que traía puesto, recostada en el más que transitado y cómodo sofá que antes le había servido para asimilar (jodida) información (valiosa). Escuchaba risas y comentarios a lo lejos, respondía afirmaciones con esa poca voz que le queda a uno a las dos de la mañana, miraba el suelo y tomaba su vaso. Abría su cajetilla y se encontraba cada vez con menos cigarros (“Es imposible que haya fumado tanto, ¿o sí?”). Adivinaba la suerte de unos pocos, y tentaba con el destino de otros. Recibía más alcohol, y se daba cuenta de que los minutos pasaban cada vez más lento. Más lento. Lento.
- Sí, hoy estuve en Dinamarca, y llovió como debía. Fui a misa, y me sentí tan en paz conmigo (finalmente) que comulgué y sentí… precisamente lo que años de religión forzada nunca hicieron. Llegué sin querer, y casi queriendo, a algunas esquinas, a varias bancas y pocos parques, a muchas risas y cortas llamadas telefónicas, a la casa que, al menos para mi, huele a viernes todos los días (y no porque sea cliché, sino porque sí).
Luego se vio cercada, acorralada, pero segura. Segura, y tan insegura como cualquier muchacha ojos de papel se hubiera sentido. Dejó de jugar con su cordón, y se tapó la cara con ambas manos – no podía con el rubor. Fue en ese momento que empezó a sonar una canción en su cabeza, así que bajó las manos y se detuvo a ver de cerca lo que tenía en frente mientras repetía mentalmente sus notas:

A veces me gustan sus labios
y la idea de toda su boca.
A veces me divierte pensar en besarlos,
en mirarlos de cerca,
tocarlos y probarlos
como hacen las reposteras
con los dulces que preparan.
A veces, y sólo a veces,
me gustaría que volvieras a besar mi frente,
mi hombro derecho y la esquina izquierda de mi boca.

...


Ahora sentía su respiración a casi dos centímetros de distancia, y quizás por ello todo iba sucediendo rápido. Más rápido. Rápido. Hasta que todo se detuvo de golpe y se dio cuenta de que era momento de irse y enfrentar lo que sea que estuviera esperándola tras la puerta del garaje.

“Quizás no vuelva a suceder" , pensó. Y se echó a dormir - había sido un Lunes muy largo.

domingo, 11 de enero de 2009

No, not now (o Dominguito formidable)

Oh no, she's not a secret now
but nobody cares.
Oh no, she's not a secret now
the wolves have smelled her scent.
Oh no, she's not a secret now
but nobody cares.
Oh no, she's not a secret now.

Some of us wouldn't be lying if we said were trying too hard
but it all works out in the end.
Some of us would be trying too hard to begin lying
but, but, it seems to all work out in the end.





Vino caliente, conchitos de ron, apple martini y cerveza - así es como un Domingo cualquiera se vuelve algo paja, mucho más que genial, revelando y recuperando verdades y amistades que se creían perdidas y cerrando capítulos de historias (mentiras) bien contadas...


...porque al final eso es lo único que importa,
porque -por ahora- no hace falta nada más.



Bonito, ¿no? Gracias Chuchu ♥.