sábado, 30 de junio de 2007

This is a song. (o como el más inesperado de los calificativos me sacó una sonrisa)

"I lie awake in the dark
Lost in the beat of my heart
Well baby look over your shoulder
you're not alone in this love"


Me permito sonreir descaradamente en estos momentos porque aquel personaje de café y saco que mencioné el otro odía me pasó una canción que quise bajar quizás unas veinte veces, sin éxito alguno. Hace un minuto la escuché, y fue la vida.

- Me encanta ese grupo, y el video en particular, no sé por qué.
- Me encanta sonreir por cosas minimalistas, no sé por qué.
- Me encanta ese personaje, pero quizás sí sepa por qué.

Ayer otro personaje (y quizás lo denomine en adelante como rojiverde, o algo así) me sacó una sonrisa. No, miento. Me sacó muchas sonrisas, no puedo envitar sonreir cuando intercambiamos palabras. Es como una reacción automática. Hablar de cañitas, venas, arterias, supersónicos y el "futuro" jamás me fue tan intrincado. No me costó dormir en la noche, pero sí el dejar de sonreir (es como esas veces en que los músculos de la boca te empiezan a gritar: IDIOTA, DEJA DE SONREIR!). Y eso que horas antes había decidido solemnemente dejar de pensar en todos los "podría ser", y a tratarlo como la más usada de mis suelas, como si no me importara más si quisieras o no volver a verme. Odio cuando me contradigo. Odio cuando empiezo a ahondar en sentimientos, odio pensar en personas que podrían o no gustarme, se me hace una mazamorra en la cabeza (aah, qué rica mazamorra). Amé que me tildaras de orate en la forma más cariñosa que encontraste en tu cabeza, fue demasiado y ahorita eso hizo que me peine con un gancho, y que se viera mi frente. Apuesto a que pondrías la misma cara...

Digamos que sólo quiero que sea un día después de mi cumpleaños primero, y luego vacaciones. Digamos que quisiera dejar de pensar en los dulces para poder llegar a cumplir mi cometido.
Digamos que ahorita me cago de hambre, y me retiro a comer.

jueves, 28 de junio de 2007

Get off my cloud. (o el terrible vacío de ser un triste senil)

"I said
Hey, you, get off of my cloud
Hey, you, get off of my cloud
Hey, you, get off of my cloud
Don't hang around
'cause two's a crowd on my cloud, baby"

Nada peor que un profesor de cierto curso problemático encerrado en sus ideas, afanoso de espejos ciegos que lo auto-alaben, de tristes y putos chupa-medias aduladores. Já, hoy no puedo evitar escribir con el hígado en la punta de los dedos. Y es que me estresa¹ de sobremanera la forma tan repentina en que mi día, a golpe de dos y media de la tarde (retraso de aquel pobre imbécil) se fue en picada a la reverenda shit (como diría Andrea, que por cierto es tan protagonista de esto como yo). Desde las seis y algo de la mañana en que abrí un ojo para vestirme y tomar un vaso de agua, decirle a Patricia que me lleve a la universidad, llegar a clase de Espinoza casi radiante, responder preguntas bien y recibir sonrisas. Prepararme para un examen, y recibir una nota aprobatoria (regularmente buena). Salir del "boom" de todos los jueves y prepararme para la próxima tortura (sí, jurídicas). Pasar esas dos horas como Dios manda, y luego otras de historia romana y demás bla bla bla's. Reir del nuevo look del bueno compañero emo, y comer la primera meriendita del día: galletitas de agua de la cabañita del G. Lo admito, me supieron a gloria. Lo más rico, definitivamente, después de dos botellas de agua. Después de eso las imágenes en mi cabeza empiezan a atenuarse en rojo con una sirena punzante, casi casi como en Kill Bill vol. 1 (lo sé, tengo que dejar de ver esa pela). No planeo caer en absurdos detalles de cómo sucedieron las cosas o qué hice después del incidente, sólo diré que TENGO QUE ENCONTRAR LA MANERA DE NO HACERME TANTO HÍGADO CON LAS COSAS. Eso.

...

Llegué a mi casa con un hambre voraz, que fue satisfecha luego lueguito por pollo. Pollo. Pollo.
Ah, y dos cucharadas de chocolate. Dos nomás. Lo siento Fá, pero ya me absolviste del crimen, y estuve en todo mi derecho de esas dos sublimes cucharadas de chocolate. Intenté dormir para matar el dolor de cabeza que tengo ahorita, pero nada. Quería comer sopa, pero dije: "Mejor no". Supongo que seguiré escuchando música y, esperando que no sé ... ¿sea doce de julio o algo así? Muero un poco por eso.



¹ Estresa, por no decir "jode". Esperen, creo que lo acabo de decir.

pd. Andrea, las burbujas sí alegraron un poco "la tarde", mi tarde.

martes, 26 de junio de 2007

Under the milkyway. (o como de un trozo de caramelo nace una caries)

"I got no time for private consultation
Under the Milky Way tonight"

A lo que todo no suele pasar por una razón.
A lo que muchas veces las cosas se hacen más grandes de lo que deberían.
A lo que me llega reverendamente al cuete¹ ese tipo de gente falsa, ilusa y extremadamente materialista y superficial, que cree que hablando de dinero y propiedades logrará captar la atención del grupo de gente que frecuenta.
Me parece que no hay peor personaje que aquel que se adhiere a un estereotipo de víctima, de pobre indefenso al cual todos le tienen "envidia", o simplemente tienen problemas mentales por "no pensar de tal forma". Apesta. Esos personajes me parecen aún peores que los "malos" de las historias, los que quieren que acabe el mundo y todos mueran (porque al menos ellos quieren un final para todos, en cambio las "víctimas" quieren todo en su provecho, y si es que hubiera un final, pues ellos serían los más desafortunados del mundo, totales mártires).

Hace una o dos semanas me consideré una mártir, una santa. Echarme la culpa de algo que no tenía nada que ver conmigo sino con un particular personaje victimario de mis alrededores. Odié echarme la culpa, pero repudié la idea de hacer sentir mal a aquella persona: me cubrí de cinismos y lo dije, fue como vómito verbal. Pasaron como diez segundos y todo había quedado "arreglado". Bien, me dije. Mentira. Eso de "arreglado" duró como media hora de examen, lo que duró en realidad, para encontrarme a la salida con gente preocupadísima preguntándome si tenía problemas con tal o cual persona, a lo que rotundamente me negué (claro, ¿qué más?). Me llego al c-u-e-t-e. En demasía. Hasta el día de hoy sigue ese "problema pendiente". En realidad me dejó de importar, porque de facto sé que son cosas temporales².

La incógnita que me queda es:

  • ¿Cómo reaccionaría una persona así al enterarse lo que piensa su alrededor de actitudes muy suyas?
¿Mal?
  • ¿Bien?

¿Tendrá odio?



La verdadera pregunta es:

  • ¿Se lo digo?



Eso nomás.


¹ Expresión aprehendida de un buen bajista y amigo que también tiene blog:
http://drocknroll.blogspot.com . Hace muy buenos reviews de cd's eh! Recomiendo altamente visitar su espacio :).
² Asumiendo ese "temporal" como dos semanas o algo así, porque será finales y pajita pulenta pues.

lunes, 25 de junio de 2007

Hand Springs. (o mi vulnerable estado matutino)

"I can't help it
sometimes I feel pitiful
and of course he's so young
and beautiful."



Me vulnera respirar aire frío en la mañana, y ¿a quién no? Sobretodo luego de decidir usar un polo veterano y un gris saco que avergonzadamente cubría la mitad de mis antebrazos. Era un chiste. Y es que todo parece chiste a las 7am.
Y me contaron lo que parecía un grito desesperado, un secreto/deseo que jamás confié a nadie más que a Chula (porque la adoro y es algo asi como mi sacerdote, y el inalámbrico o parque nuestro confesionario). La cosa es que fui feliz el minuto siguiente, y los trece después de ese. Y tuve frío, y prendí un pucho, y conversé con Dios (en serio no, pero fue parecido a eso). Entonces vi a una chica, y descubrí lo vulnerable que pueden llegar a ser los seres humanos. Me dijeron que ella sufría de lo que semanas antes vi en Grey's Anatomy: Fibrodisplasia Osificante Progresiva. Se me puso la piel de gallina, y mordí el pedazo de galleta que tenía en la boca. Me chocó un poco pues es una enfermedad tan rara (una en un millón) que llegué a creer que jamás "conocería" a alguna en mi entorno. No puedo seguir hablando de aquella buena chica porque me siento conchuda. Sí. El resto de la mañana conversé amenamente con buena compañía, muchas risas. Ah, vi a un cercano hombre de saco, sí. Me preguntaron si me gustaba, y respondí que no (no sé si sea cierto, no quiero ahondar en sentimientos ahorita). Terminé mi paquetín de galletas de soda, tomé lo que quedaba de mi botella de agua, y fui a mi "amada" clase de intro a ciencias jurídicas. Creí que sería un bodrío, pero no. "Chicos! un videito sobre el aborto". Entretenido, pensé. Duró algo asi como las dos horas enteras de clase, en la última parte salió Cher, y reí. Terminado eso bajé al 2do piso, y no había Altuve. No. No había clase :) "bien!", me dije, y enrrumbé camino a mi casa.

¿Será chocolate o manzana?

Espero que sea chocolate. Espero nomás.

martes, 19 de junio de 2007

Siete días que salen a cuenta

Podría decir con completa certeza que el mundo se hace "mierda" 3/4 partes de nuestra vida, o incluso más. Para hacerlo más sencillo de explicar, hagamos de cuenta que una "vida" transcurre a lo largo de una "semana" (porque los meses son irregulares y bla bla bla).
Así, tenemos siete días.
Sí, sólo siete días para vivir.
Ahora, habría que descontarle a esos respectivos siete días las horas de sueño (por motivos técnicos) que, si es que durmiésemos un promedio de siete horas diarias, hablaríamos de casi cuarenta y nueve horas, pero para "precisar" digamos que son cuarenta y ocho, es decir, dos días enteros. DOS DÍAS ENTEROS DURMIENDO. Ojo que dos de siete es algo asi como el 28,5714286% de nuestro 100%. Interesante? No sé, a mi me acaba de chocar un poco sacar esa última conclusión.
Pero bah, sigamos.
Bien, hasta ahora tenemos que dormimos dos de esos siete días, ¿qué más sigue? Vamos, yo sé que sabes. Pues claro! A esos cinco días restantes hay que restarle cosas como las "idas" al baño, los minutos u horas de transporte, las horas frente a la computadora o televisor, etcétera. Si lo pongo en abstracto no funciona tan bien, así que pondré mi ejemplo (sólo para seguir precisando): todos los días me demoro un promedio de cuarenta y cinco minutos en ir y retornar de la universidad, dependiendo del tráfico, claro; veo un promedio de tres horas de tv, dependiendo del día y de las series; estoy frente a la computadora cinco horas y algo (para no sonar tan adicta de lo que en realidad soy); y nada más creo, las "idas al baño" son muy subjetivas, pues dependen de cada sujeto. Así, son casi nueve horas (ocho horas y cuarenta y cinco minutos en realidad) que se pasan "sin hacer nada". Traducción: nueve por cinco -> cuarenta y cinco, casi dos días (1.875). ¿Cuántos vamos hasta ahorita? Ah, como cuatro días haciendo
nada
.
Aquí ya llegas al punto en el que dices: pero demonios, ¿qué carajos estoy haciendo con mi vida? Por ahora ya sabes qué sucede con cuatro de esos siete días iniciales (y digo cuatro porque, eventualmente, mitad de ése último día se lo lleva alguna emergencia "extra", sea ir por puchos o por alcohol a la bodeguita o al grifo de la esquina). A esos cuatro días debemos sumarle el día entero, sea las veinticuatro horas contadas y justas que me la paso en la universidad, estudiando claro.
Chucha, cinco días de la semana se me fueron en los quince minutos que llevo pensando en esto, sólo me quedan dos. DOS DÍAS. Dos días en los que se supone puedo "hacer de mi vida lo que quiera", teniendo en cuenta que como tres horas al día, sesenta minutos contados, sin cronómetro, osea casi quince horas. Y pues, quince más el medio día que se presta para las emergencias, ya hacen un día entero (corríjanme si no lo creen así). Me queda un día.
Y CREO QUE SOY LIBRE UN DÍA. Un día. Porque ya conté todo lo que podría hacer. Ah no, púchica diegos, ese día probablemente lo use en "salir" y "chupar", o qué se yo. O quizás ése día se lo lleve los múltiples cigarros que "disque" te quitan minutos de vida, probablemente ya me quitaron la última esperanzita de la semana. Ah, no me quedaron días. Es más, le robé una hora a la semana para escribir esto (en relidad menos, pero ya saben que me gusta exagerar con esto de las horas).
Ah.
Estaba en un error: es más que 3/4 de mi vida que el mundo se hace mierda.
Pero, incluso asi, sí que amo mi vida (mierda), en los días en los que no estoy con "Andrés", claro.

domingo, 17 de junio de 2007

All tomorrow's parties (o Todas las fiestas del mañana)

Si así tal vez consiguiera la gloria del mundo
y tu nombre,
regresaría a ti.
Son cosas inertes…

Y pelearía por las notas que me quedasen
-si la razón me lo permitiese-
por lo que alguna vez fue mío
y que no valore
-y que sí querré-
sólo por no tenerlo más.

Nada más que juegos banales para consentida niña
que llevo ceñida al cuerpo,
entre vaivenes para (esta) puta civilizada
y extraños corazones que corretean por ahí.

Insípidas colorean trazos rotos
que llevo ceñidos al cuerpo.
Poco es lo que queda ahora de esa álgida tupia
y de sus corazones desbaratados de tono gris.

jueves, 14 de junio de 2007

Etcétera.

Quiero que repitas mi nombre
tanto
que te quede ese sabor raro en la boca
como ese que te dejan
varios bombones
en una tarde aburrida
como la de ayer
de nubes lúcidas
de risas pueriles.

Quiero que repitas mi nombre
tanto
que te lo sepas de memoria
al derecho y revés,
de arriba a abajo,
letra por letra
y cada vocal,
cuidadosamente pronunciada,
sin olvidar tildes, comas y demás.

Quiero que repitas mi nombre
tanto
que lluevan semillas de anís.
tanto
que me enamore de sin siquiera pensarlo,
mirándote y cantando.
tanto
que me sepan a bombones pueriles,
a risas infantiles,
y a ti.

miércoles, 13 de junio de 2007

Chez-moi.

No imagino en realidad cuántas personas pasarán diariamente frente a mi casa, aunque atino que probablemente sean un buen par de miles. Y es que la avenida frente a la que vivo es una de las más transitadas del país, lo sé de facto. La cuadra en la que resido tiene un tono algo soberbio: las viviendas se pronuncian sobre sus cimientos como onerosas señoras burguesas de dos pisos (en su mayoría), y sus fachadas representan en su mayoría portones que dejan a los instantáneos espectadores con ansias de saber qué esconden por dentro (o al menos eso siento).
Podría decir que habito en una de las cuadritas más grises de Lima debido al smog continuo y la contaminación de los carros. Por ello, siempre que alguien me pregunta donde paso mis días, respondo: “Mi morada se ubica en una calle singular, apretada, muy transitada y gris. Su portón es como los demás, pero su muro verde petróleo te da una sensación de bienvenida única”. Y eso es cierto.
Algo que diferencia a mi hogar de los demás, es que tiene una curioso y pequeño puesto de vigilancia estratégicamente del mismo color que mi tan adorada fachada. Al entrar por mi gran puerta marrón intensa, la imagen es sobrecogedora: hay un gran patio, seguido de un pequeño jardín, y al fondo se observa como una casa de un piso se eleva sobre el pavimento. Claro está que, al entrar a mi “reino”, el “séquito” de mis tres perras le dan la bienvenida a todo el mundo. Bulliciosas como ellas solas, a punta de ladridos y saltos, hacen sentir a cualquier extraño como en casa. Hay una puerta principal que te lleva a la sala, y otra a la cocina. Cuando entras por la amplia sala, muchos se sienten en un ambiente campestre, como si se hubieran transportado mágicamente a una casa hacienda de los setentas; mientras que, cuando entras por la cocina, las delicias que se preparan te dejan atontado y presto para devorarlo todo en el solemne comedor contiguo. Ambos, el comedor y la sala, se unen con un pequeño pasillo, el cual lleva a los habitantes de ese domicilio a sus aposentos nocturnos, a sus respectivas alcobas. Una grande, con un gran clóset y una cómoda cama, además de un televisor, un sillón y un amplio baño. La mía queda al fondo, es de un tamaño mediano, equipada con una cama, un sillón, un televisor y la computadora, en la cual paso la mayor parte del tiempo, y también tiene una gran ventana que conspira con la luz en las mañanas para despetarme de un profundo sueño. Hay un cuarto extra que usan para hacer las labores domésticas como planchado y demás, y sirve también para hospedar huéspedes. Como podrán deducir, mi morada es bastante acogedora.

Y se los digo yo, que he vivido dieciocho años bajo este mismo techo.

martes, 12 de junio de 2007

Goodbye, blue sky.

A pesar de que dije que me iría a dormir a las 9 en punto con mis dos grageas de valeriana, esto me mató: unas ganas terribles de escuchar un poco de floide rosado y volovan. Rarísimo, lo sé. Hoy no fue un TREMENDO día, pero al menos eso aparentó ser, con algo de torta de matrimonio, lasagnas de carne y cigarros compartidos.
Por mientras amaré que mis mañanas sean grises y llenas de neblina, a pesar que me cueste tanto levantarme a las 7 de la mañana, y vestirme con un ojo abierto y el otro cerrado.
Seguiré odiando el hecho terrible de afanarme con una bonita sonrisa y una sombra de lo que podría ser todo. Me siento la persona más estúpida al sentir cosas así. Marica. Las personas deberían ser más explícitas con lo que sienten (al menos eso creo) se ahorrarían mil excusas y demás cuando en realidad no quieren nada con determinada persona. Bah, no quisiera terminar jamás como mi Tía China (y dale con el jamás): soltera, sin perros (antes tenía dos), con un derrame cerebral pasado y un pre-infarto por venir.