martes, 16 de setiembre de 2008

Glory box (o camas y prospecto de noches de lunes)

"From this time, unchained,
we’re all looking at a different picture,
through this new frame of mind,
a thousand flowers could bloom,
move over, and give us some room".


“Esta noche me quedo, prefiero tu cama”, y, sin más, se echó al costado izquierdo cuidadosamente, estirando sus brazos y cruzándolos detrás de su nuca. Llevaba puesta una camiseta blanca y un viejo pantalón de pijama, de esos grandes que les regalan a los niños creyendo que así es mejor, que les quedarán hasta que tengan un par de años más (y que seguramente no usarán en sus veintitantos, pero bah – todos saben que ése es su propósito final).
“Don’t be so sure about that, honey. ¿Qué te hace pensar que compartiré mi cama contigo?” – dijo ella, terminando de sacarse cuidadosamente las pantys que traía puestas, y quedándose con una blusa blanca de grandes botones negros media abierta.“Pues, digamos que sé que estuviste trabajando toda la tarde y que necesitas un buen baño relajante – tú sabes, de los que te sé dar, y muy bien. Luego de eso, y el sexo –claro– estarás muy cansada como para botarme. Entonces esperaré a que te quedes dormida, y si yo no puedo conciliar el sueño pues… al menos tendré las pecas de tu espalda para contar en vez de ovejas hasta que amanezca”.
Ella rió. Sabía muy bien que eso era precisamente lo que necesitaba, y quería. Él se levantó de la cama, se acercó a ella y la cogió de la cintura. Se miraron fijamente por un par de minutos, y la besó.

“Bien –dijo, abriendo el último botón de su blusa– pero sólo esta vez. No quiero que se te haga costumbre, ni a ti, ni a mi cama”.

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