martes, 26 de febrero de 2008

Ciudad de pobres corazones (o míticos cíclopes que van, y vienen).

Buen día lexotanil,
buen día señora, buen día doctor.
Maldito sea tu amor,
tu inmenso reino
y tu ansiado dolor.






La tarde de encuentros fortuitos y putos corazones.

Nunca antes el juego de los cíclopes se había tornado tan intenso como ahora.
Y era precisamente ahora que Paula recordaba a todos y cada uno de los cíclopes que tenía guardados en su mitología.
Mítica mitología eh, mí-ti-ca.

Y grande, porque Paula no era de pequeñeces, no.

sábado, 23 de febrero de 2008

The rain song (o como húmedas pecas llenan baldosas vacías)

These are the seasons of emotion
and like the winds they rise and fall.
This is the wonder of devotion - I see the torch we all must hold.





Eran como las cuatro y dieciséis de la tarde, y el piso de Paula se llenó de pecas. Eran tantas como las que el sol le había tatuado seria y pícaramente en la espalda a lo largo de sus no tan cortos diecinueve años.

Eran pecas. Y en su piso.
Eran pecas en su baldoso y rojo piso.


Ella encontró bastante distensión en esa tarde de lluvia. Fue como una brisa húmeda que supo afinar el calor sobre su cabeza. Al cabo de unas pocas horas todo regresó a la normalidad, y las pecas desaparecieron (pero no las de su espalda). Luego se vio todo iluminado por una luna grande de febrero veintitrés, y por un cigarro extrañamente bien fumado.

Sonaba a lo lejos una canción de Led Zeppelin: todo estaba bien - en efecto, todo estaba.

lunes, 18 de febrero de 2008

Des mémoires d'un coeur effiloché.

Entonces, sin previo aviso, ocurrió: Paula se quedó algo así como espástica. Bueno, nunca tanto como eso pero sí algo estática y muda. El por fin de los porfines se restregaba en su cara, y sólo atinó a pensar:

«Alors oui tu as vu à deux comme moi,
mais jamais si parfaite comme je, jamais – ce sera ma ombre perpétuelle, perpétuelle.»

Y así comprendió finalmente lo que hace meses debió comprender,
Y deshilacho con media sonrisa la cáscara que cubría su corazón,
Y volvió en sí.

Sí.

Ahora Paula era dueña de , y de su cabeza también.
«Bendita y maldita seas, Clare Torry» - dijo.
Ahora escucharía «The great gig in the sky» hasta quebrar su voz.

jueves, 14 de febrero de 2008

De rayuelas y romeos.

Los arrepentimientos y las abjuraciones, la predilección por los pequeños conjuntos, las misteriosas grabaciones con seudónimos y denominaciones impuestas por marcas de discos o caprichos del momento.

Y huelen despacio y dulcemente a perfume y a piel y a calor.

Y todo es turbio y sucio y canalla y cada hombre…

Y se van dando al miedo delicioso y a la noche.

Y todavía vírgenes hasta el sábado siguiente.





Todo estaba bien, en efecto todo estaba.

lunes, 11 de febrero de 2008

Keep breathing (o el mejor primer episodio de una segunda temporada)


All that i know is i'm breathing,
all i can do is keep breathing,
all we can do is keep breathing now.





No sabía qué esperar realmente, pero valió la pena. Cada semana, cada día, cada hora y cada comercial de nazis y demás. Creo que ha sido uno de los mejores episodios que he visto en mucho tiempo, y no reparo en decir que es una de mis series favoritas, una de las tres, con uno de los mejores soundtracks de serie ever.
Definitivamente creo que sería una Meredith Grey si no aspirara tanto a ser una Ally Mcbeal, sí, con todos los McDreamy, McSteamy o McBleh, y los innumerables "i'm ok" cuando realmente todo sea lo contrario.

Seriously. Será algo así como una espera eterna hasta el próximo lunes. Eterna.

martes, 5 de febrero de 2008

Toujours dans ma sac à main rouge.

Cada vez que te ahogo
en la esquina derecha de mi bolso rojo
regresas, y me sacas de mi
pueril indiferencia.

Y me atas las manos
y te beso la frente
y escucho cada argumento

que me intentas impregnar
siempre sin éxito alguno.

Y escribo en tu cuerpo docenas de versos
gastando mi tinta indeleble:

entonces me vuelvo indiferente
-inútilmente, claro-
y te quedas siempre,
siempre calcando manías
en la esquina derecha algo gastada
de mi buen bolso rojo.