jueves, 13 de setiembre de 2007

Risa (o algo así como... como... como un dulce avainillado)

Me gustas tanto
quisiera aprenderme tu nombre
me gustas tanto que
no sé por donde voy.


No sé por dónde voy, y no es un chiste (creo que la canción me calza un poco más que perfecto).
No sé por qué estoy en este estado de estupidez provisional si aparentemente (tú) estás de lo más normal, de lo más campante (de lo más absurdamente atosigado).
No sé qué carajos hago acá sentada si de facto sé que debes estar muerto, y que te durará un par de días, y se me cierran los ojos, y me mata la pierna.

Sé que alguna vez dije que me parecía lo peor de lo peorcito ser un burdo esclavo más de (blah bleh bleh), pero creo que llegó la hora de tantear un poco "ese" terreno (aunque Lucero, Gino y Diana digan que mi método horario sea un poco no-convencional), y supongo que les contaré acerca de eso cuando "suceda".

Realmente se me cierran los ojos, y qué pena no poder insultarte tanto hoy (que justo me provocaba mandarte tanto a la mierda). Estoy enferma, y supongo que es TU culpa (y de nadie más). También creo que es tu culpa el que ahorita me encuentre escuchando el "Tinta Roja" de Calamaro. Te odio, te odio, te odio. Y ya se acabó mi flan.

Se supone que quieres un cataclismo. Se supone que quiero un dulce.
¿Qué demonios deberá pasar para que cada uno reciba lo que quiere eh? ¿Qué?
Yo estoy más que dispuesta a recibir mi dulce, eh. Mucho más que dispuesta.



PD: Según el chato ayer di mi primera indirecta directa, supongo que ese es un logro que habrá que celebrar el fin de semana.

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