martes, 29 de enero de 2008

De sandías y agujeros.

No sé, quizás bastaría con dos bastardos más en la barra,
burlándose bucólicamente de barbudos personajes.

O tal vez crujientes cáscaras de coloridos caparazones
que carezcan totalmente de corazonada alguna,

o irónicos juegos de azar,
y trivias consonantes,

y de palabras, y de rimas.



En realidad a veces sueles ser tan refrescante como un bocado de sandía helada, pero me temo (como es costumbre) que de acá a un par de horas tendré un nuevo agujero en el estómago.


El terrible agujero que dejan las sandías, y el aún más terrible temor que le debo a los agujeros.




Un nuevo agujero no es para nada gratificante, darling.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Es refrescante y dulce también?

P dijo...

Es la más refrescante y dulce de las sandías, por lo que me aterra el agujero que pudiese dejarme.