domingo, 5 de octubre de 2008

My one and only love (o bares y preguntas de madrugada)

Fin de semana. Una noche, una pareja, y un bar. Altísimas horas de la madrugada, de esas en que una mujer se levanta de la mesa, y el hombre que la acompaña le pone su pequeño abrigo sobre los hombros (descubiertos) para marcharse.

Quiero decir, ¿no me deseas? –dijo ella, mientras acomodaba su cerquillo y abría
los ojos, dejando luego que sus párpados caigan y descansen un poco. Bebió un
sorbo del apple martini que tenía enfrente.

Él tomó su pálido y suave rostro con ambas manos. Rozó sus mejillas (sutilmente) rosadas, y se le acercó un poco más. Yo… –dijo, mirándola
profunda y profusamente, acercándose a su boca.

Ella sonrió. No digas nada, lo siento. Fui demasiado directa –dijo, y cogió sus manos, apartándolas de su rostro. Es un poco tarde, será mejor irnos.


Lo cierto era que ella no estaba siendo para nada directa, pero él todavía era muy lento para entenderlo. Tan lento que parloteaba incoherencias e intentaba llamar su atención de cualquier manera cada vez que podía (toda vez que podía), en vez de ser todo lo que prometía en sus (escasos) momentos de lucidez emocional.

Qué haré contigo –pensaba ella de camino a casa, e intentaba que su corazón
latiese cincuenta y seis veces por minuto, como cuando tomaba una taza de té
(verde), y no más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el te verde hace que se te acelere el muchacho de los latidos (osea el boby)? conra

Ella dijo...

el té verde es mi bebida (sin alcohol) favorita.

los hombres tontos, mi especialidad.

y las palabras desmedidas, mi cruz.


(K)(K)

Juanito el caminante dijo...

Nada directa.

Keep Walking