jueves, 16 de octubre de 2008

De bares y gestos.

No podía dejar de mirarla, y hasta parecía comerla con los ojos. Toda, toda, desde su escote nada mojigato, hasta sus largas y contorneadas piernas ligeramente cubiertas por unas pantys que no podrían asegurarle calor alguno en las frías calles barranquinas. Qué rica está – pensaba ella. Será para mí, y sólo mía.

- ¿Tienes fuego? –dijo, haciendo un gesto de encendedor.
Sí, y te prendería todita – pensó. No podía decir eso, aunque se moría de ganas por hacerlo. La asustaría, y luego no tendría oportunidad alguna de abordarla más adelante.
Sí, claro, toma. Y le encendió el porrito que tenía.

- Es un imbécil, realmente lo es. No sé por qué siempre me pasa lo mismo. Creo que seré monja, o lesbiana. Rió.
Me parece una excelente idea, lo segundo, digo.
Y le sirvió un poco de cerveza.

Acto seguido: la besó. Sus labios eran tan suaves y rosados como los venía adivinando. Ella no la alejó, y para su sorpresa le devolvió el gesto tiernamente.

¿Qué demonios pasa acá? Nada, nada.

11 comentarios:

Emilia Rosan dijo...

Muy sugestivo. Yo también me inclino por la segunda opción.

;)

Nats dijo...

cuidado mija

si no lo sabré yo.

Ella dijo...

bienvenida a la sagrada tentación de otros besos.

¿qué pasa acá?

nada ... nada


eso me gustó.

Unknown dijo...

saludos desde la edad antigua

Emilia Rosan dijo...

A mí me intriga (sobremanera) el tuyo.

Anónimo dijo...

No pasa nada?

Al contrario, todo recién empieza querida P.

Emilia Rosan dijo...

Hoy te veré bailando al son de JIM

Lúdica dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me gustas como no tienes idea.

P dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Seamos lecas dijo...

Es q nunca pasa nada :P