“There's nothing you can do that can't be done
nothing you can sing that can't be sung
nothing you can say but you can learn how yo play the game
it's easy. ”Eran algo así como las diez de la mañana, y Paula despertó con la idea de que era el cumpleaños de M. Así que se levantó, buscó algo de ropa y zapatos y salió de su cuarto en dirección a la cocina. Y así como de casualidad encontró un pequeño libro de indulgencias pecaminosas. Sí, había encontrado el libro de chocolates y galletas que hace tiempo había dado por perdido. Así que se dijo a sí misma: "Bueno, dado que la casualidad me devolvió mi libro, dejaré que ella misma decida qué le prepararé a M". Dicho y hecho, abrió la lista de delicias y dejó que su índice le indicara, muy al azar o premeditadamente, lo que iba a preparar. Y como por arte de magia fueron precisamente las galletas de doble chispas de chocolate las que capturaron su dedo. Bien -dijo, y salió a comprar sus ingredientes faltantes: harina y chispas. Malditas chispas, nunca antes habia podido conseguir las chispas pero hoy parecía un buen día para encontrarlas.
Salió, y cruzó dos parques y dos avenidas antes de llegar al "mercadito". Y entró y le preguntó a la primera casera: "¿cuál es la diferencia entre harina preparada y sin preparar?", a lo que ésta respondió: "la preparada tiene levadura". Bien, me llevaré esa - dijo, pues recordó, además, que no tenía polvo para hornear y sería un total fiasco galletero de chispas si no crecían bien las pequeñas. ¿Tienes chispas de chocolate, o trozitos pequeños? - agregó. El gesto negativo de la cabeza de la caserita la desalentó un poco. Y estaba a punto de irse cuando alguien la detuvo y le dijo: "al fondo a la derecha y luego a la izquierda encontrarás lo que estás buscando". Paula no lo pensó dos veces, y fue. Exactamente como le dijo el extraño encontró las chispas, y compró algo así como cinco soles ochenta. Era bastante, así que regresó a su casa, luego de cruzar las dos avenidas y los dos parques.
Galletas de cumpleaños
Un tazón, azúcar, dos tercios de margarina (casi todo el paquete, lo que queda es para engrasar los moldes), un huevo, dos tazas y un poco más de harina, esencia de vainilla (como dos cucharaditas nomás): una masa. Una muy divertida masa, risas. Y ahora pequeñas bolitas. Más risas. Prender el horno, riendo, y meter los moldes. Esperar quince minutos como dice la receta para darse cuenta de que todavía les falta. Reir incluso más, y sacar los moldes con guantes de cocina extremadamente grandes y cómicos. Dejárlas reposar diez minutos en el molde, y luego pasarlas a una cesta previamente arreglada por mami para que sea el regalo perfecto. Adjuntar una nota de cumpleaños con el reverso del artículo de Serrat y Sabina del Comercio. Ir a ilegalizarse un poco con un polaco. Regresar, cambiarse e ir a los previos de whisky: entregar el regalo. Risas y whisky.