Érase una vez, una retorcida “free bitch, baby”, que habitaba en una linda, pero pequeña ciudad. Sí, ella vivía en una linda urbe donde, para su infortunio, todo el mundo se conocía – era una nuez, semi envuelta en un pañuelo.
Todas las mañanas, con el cantar del ruiseñor en la aurora, ella se levantaba y repetía a si misma lo bonita y perfecta que era su vida y todo lo que la rodeaba – era una de las grandes mentiras que más le gustaba alimentar.
Sí, nuestra pequeña “free bitch, baby” manejaba el tema de las falsedades y la hipocresía a la perfección. No había cosa en el mundo que le gustara más que iniciar una tórrida conversación sobre cualquiera (y cuando digo “cualquiera” incluyo, por supuesto, a su círculo de amistades nuclear, a los más cercanos, amigos-de-toda-la-vida). Pero lo peor de todo no era las cosas que decía, oh no, sino su escandalosa e irritable voz. Vocinglera como ella sola, tenía el don (ah sí, tenía “uno”) de hacer que una manada de hienas sonara como un coro de ángeles (en comparación a sus gritos y berridos, anything). Ella era todo clamor, nada glamour (muy a su pesar, claro).
Pero ser así no es nada fácil, no no no. Nuestra “free bitch, baby”, a lo largo de su vida, ha pagado un precio muy alto por ser un pequeño fame monster (que de famoso no tiene nada), todo a cuenta de todas sus acciones, todas.
Oh, pobre “free bitch, baby”, que una vez dijo que “había cientos de hombres en el mar”, perdón, “miles de peces en el mar”, y que no valía la pena ponerse mal por ninguno de ellos. Qué desastrosa la suerte de bacalao de nuestra pequeña princesa, ¿o será su pobre y poco criterio el culpable de todas sus desgracias? Parece que uno siempre siempre siempre termina cosechando lo que siembra, y por más vueltas que de la vida, el karma se encargará de darte un podrido bad romance si lo mereces. Y, querida, tú sí que los ameritas (todos y cada uno).
Con historias como esa, ¿who needs revenge? No odies tu vida, a mi me divierte.
PD: No, en ningún momento comparé a “free bitch, baby” con Lady Gaga. No tienen nada en común, salvo estar locas, y ya.