domingo, 28 de febrero de 2010

Bad romance (o la historia de "free bitch, baby")

Érase una vez, una retorcida “free bitch, baby”, que habitaba en una linda, pero pequeña ciudad. Sí, ella vivía en una linda urbe donde, para su infortunio, todo el mundo se conocía – era una nuez, semi envuelta en un pañuelo.

Todas las mañanas, con el cantar del ruiseñor en la aurora, ella se levantaba y repetía a si misma lo bonita y perfecta que era su vida y todo lo que la rodeaba – era una de las grandes mentiras que más le gustaba alimentar.

Sí, nuestra pequeña “free bitch, baby” manejaba el tema de las falsedades y la hipocresía a la perfección. No había cosa en el mundo que le gustara más que iniciar una tórrida conversación sobre cualquiera (y cuando digo “cualquiera” incluyo, por supuesto, a su círculo de amistades nuclear, a los más cercanos, amigos-de-toda-la-vida). Pero lo peor de todo no era las cosas que decía, oh no, sino su escandalosa e irritable voz. Vocinglera como ella sola, tenía el don (ah sí, tenía “uno”) de hacer que una manada de hienas sonara como un coro de ángeles (en comparación a sus gritos y berridos, anything). Ella era todo clamor, nada glamour (muy a su pesar, claro).

Pero ser así no es nada fácil, no no no. Nuestra “free bitch, baby”, a lo largo de su vida, ha pagado un precio muy alto por ser un pequeño fame monster (que de famoso no tiene nada), todo a cuenta de todas sus acciones, todas.

Oh, pobre “free bitch, baby”, que una vez dijo que “había cientos de hombres en el mar”, perdón, “miles de peces en el mar”, y que no valía la pena ponerse mal por ninguno de ellos. Qué desastrosa la suerte de bacalao de nuestra pequeña princesa, ¿o será su pobre y poco criterio el culpable de todas sus desgracias? Parece que uno siempre siempre siempre termina cosechando lo que siembra, y por más vueltas que de la vida, el karma se encargará de darte un podrido bad romance si lo mereces. Y, querida, tú sí que los ameritas (todos y cada uno).



Con historias como esa, ¿who needs revenge? No odies tu vida, a mi me divierte.


PD: No, en ningún momento comparé a “free bitch, baby” con Lady Gaga. No tienen nada en común, salvo estar locas, y ya.

viernes, 19 de febrero de 2010

Todas las hojas son del viento


“¿Por qué es más bonito caminar cuando estás enamorado?”

Porque es más bonito caminar cuando estás enamorado.





Yo todavía creo en él (no diré amor por rabiosa),

y en las hojas del viento que bailan y caen

mientras atardece en el malecón.





P.D.: Me encantaría hacer un cuento, pero ando falta de "ideas", ¿me das alguna?

domingo, 14 de febrero de 2010

Diego, diego.

Mis siete "cosas" de ayer y hoy, para ti:

  1. En realidad son pocas las personas que conocen mi primer nombre (“Rosa”), e incluso son contaditas con las manos aquellas que pueden decirme “Rosa Patricia” sin recibir una mirada extraña de mi parte.
  2. Ahora que lo pienso, con el paso de los años he ido adquiriéndole gusto a mi nombre compuesto, por momentos hasta siento que da caché.
  3. Amo la música, y la necesito todos los días. Caminar al ritmo de algo se me ha hecho tan natural como respirar o escuchar a alguien estornudar y decir “salud”.
  4. Amo la comida, uf, es hermosa – pero nunca en exceso, no.
  5. Montar bici se ha convertido en mi pasatiempo favorito, sin dejar de lado la fotografía y uno que otro cuento en el camino.
  6. Me gusta imaginar muchos escenarios posibles acerca de una situación.
  7. Y mirar las expresiones de la gente al caminar y viajar en combi.





So, now you know.

sábado, 13 de febrero de 2010

( )

A mis más queridas grageas:


Luego de meses sin, bueno, “escribir”, vengo otra vez. Ha pasado mucho desde la última vez que sentí la verdadera necesidad de… hacerlo. Y no por falta de cosas y/o personas qué contar (believe me, i’ve got plenty), sino en parte por pura flojera, dejadez, pereza, desidia, o como quieran llamarlo. También por tiempo, supongo, aunque en un porcentaje mínimo. Si esto fuera una confesión, tendría que admitir que no escribía porque no tenía ni la más leve ansiedad escritora requerida para, no sé, relatar un parrafito corto (muy pintón, claro). Nunca fue mi intención que esta ausencia se prolongara tan descaradamente en el tiempo (como efectivamente sucedió).


Agregaría que me carcomió un poco la culpa, pero eso sería irme en explicaciones, así que simplemente les diré:


regresé.




Y por ahí nos vemos.