miércoles, 18 de febrero de 2009

The Grand Vizier's Garden - Part One (o último caprichito fatalista)

(Lee despacio, y con cariño. Sí, hoy te escribo a ti)






Yo lo intenté. Viajé. Bailé. Escribí.
Soñé. Pensé. Incluso te besé.
Me revolqué pensando en, y entre, burbujas y olivos.
Quise hacerlo, todito, porque te me antojaste jodido.

Tú no entendiste “por qué”, y yo no supe –ni quise– explicártelo.

Entonces viví. Caminé. Reí. Lloré. Esperé (y desesperé)
Me comí una pera de agua y cayeron gotitas de a poquitos
por mis manos.

Pensé. Soñé (despierta) y escribí algo pequeño – volví a intentarlo.
Y te gustó, y tuve que mentirte,
decirte que no era para ti, pero sí lo era.
Y no sólo ése, sino un par más.

Uno que vive debajo de un árbol precioso, y que está a la espera de que lo escriba.

Tú no hiciste nada. En serio, nada.
Tampoco me tomé la molestia de hacer algo (porque, pues, me cansé un poco),
y hace unas docenas de horas decidí fatalista (y finalmente) que no haría nada, nunca más.

Luego vino un “¿tú qué quieres?”, y mi mente comenzó a llenarse de palabritas que, muy a pesar de mis decisiones fatalistas, escribiré (quizás hasta por última vez):

Yo quiero que te des cuenta.
Yo quiero que lo intentes (sólo si te importa).
Yo quiero que viajes, bailes, escribas,
sueñes, pienses, y que luego me beses.



Y nos revolquemos en, y entre, olivos y burbujas (ahora que podemos).

1 comentario:

Alexandria dijo...

ME MORÍ.
Shit, amé lo que escribiste!! "Que te des cuenta"...Algo así me está pasando en este momento. Y jode.